¿SE DEBE BORRAR AL AUTOR?
La muerte del autor – Roland Barthes

Es verdad que en este texto Barthes nos habla de lo que pasa con el autor en literatura, pero lo mismo funciona con el artista visual.
“La escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que va a parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba por perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe”. Cuando el autor comienza a desvanecerse es cuando pone a parte sus gustos, sus ideas y hasta su propia moral y hace una inscripción en una obra visual o literaria.
“El ejercicio propio del símbolo”, el autor ya no interesa.
El autor nació fruto del ingreso dela humanidad a la Edad de la Razón.  Así, por mucho tiempo el estudio de las vivencias del autor han sido trascendentales para la comprensión de las obras; por ejemplo, se dice que la genialidad de Van Gogh fue fruto de su locura, pero investigando a fondo, Van Gogh no pintaba durante sus periodos en el hospital psiquiátrico.
Para la crítica contemporánea, lo que impera es el lenguaje por sí mismo. La acción de la mano es puro lenguaje y está distante de la individualidad del autor, es un trazado de inscripción y no de expresión.
“Un espacio de múltiples dimensiones en el que se concuerdan y se contrastan diversas escrituras, ninguna de las cuales es la original: el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura”. Una obra es un espacio pluridimensional que el espectador va a recorrer, ese espacio contiene un lenguaje basado en símbolos que son históricos y fruto de una amplia diversidad de culturas; pero este espectador es el destino final, el receptor vacío, el lugar donde realmente van a confluir todos estos elementos.

Michel Focault
1.       El nombre del autor no es importante como sujeto en sí, sino que sirve para clasificar las obras, oponer obras con otras obras, descartar obras. El nombre del autor tendrá en una cultura, un estatus.
2.       La relación de apropiación: el autor no es exactamente ni el propietario ni el responsable de sus textos; no es ni el productor ni el inventor”. En tiempos pasados no ha importado el autor de las escrituras literarias pero sí de los textos científicos, cosa que cambió en los Siglos XVII y XVIII. En el fondo no interesa quién escribe un texto científico ya que el fenómeno descrito puede ser constatable una y otra vez.
A pesar de que por inherente curiosidad del ser humano siempre queremos saber quién es el   autor de una obra, la crítica desde hace tiempo tiende a efectuar una clasificación por género y tipo. En el caso de la literatura, por género literario; en lo que a artes visuales se refiere por movimiento y tema.
3.       La relación de atribución: El autor es a quien se le atribuye una obra, aunque a veces esa atribución es resultado de un proceso investigativo que cumple ciertas reglas.
Hay cuatro criterios para la atribución de una obra según los críticos contemporáneos, aunque no sea imprescindible ubicar una autoría:
- Sirve saber el momento histórico que vivió el autor, su clase social, su perspectiva individual y su proyecto.
- El autor está obligado a mantener una unidad de escritura, debe reducir las diferencias al mínimo.
- Durante su proceso de maduración, el autor presenta cambios y contradicciones que se van resolviendo y entonces da lugar a una contradicción fundamental.
- El autor se puede expresar en diferentes modalidades.
Función del Autor:
Tanto en las obras como en la crítica: el autor debe borrarse o ser borrado a favor de la originalidad de las manifestaciones.
El resultado de la obra es un juego de signos ordenado sobre todo por su significante.
Focault no dice expresamente que el Autor no existe, dice que hay que borrarlo y al mismo tiempo acepta que una obra es ese espacio en el que el sujeto que la realiza comienza a desaparecer.
“La obra que tenía el deber de aportar la inmortalidad ha recibido ahora el derecho de matar, de ser la asesina de su autor”. Una vez que la obra se da por terminada, el autor ya no sirve, la obra o escritura es un objeto sin vida, una inscripción.
La muerte del autor se manifiesta en el momento en que desaparecen todas sus características e individualidades para dar paso a otras ajenas a él mismo y que plasma en su obra.
¿QUE ES UNA OBRA? Para conocer una obra es necesario analizar su estructura, sus relaciones internas, su forma.
El autor a veces trasciende de su propia obra, porque sin pensarlo promueve e instaura un nuevo movimiento, como el ejemplo de la escritora Ann Radcliffe que trajo consigo las novelas de terror al Siglo XIX y que si ponemos un ejemplo en pintura lo hizo Cezanne cuando realizó su obra “Monte de Santa Victoria”, es ahí que apareció el cubismo y no había vuelta atrás.

También se cuestiona una autoría cuando para realizar una obra se juntan varios para proceder al desarrollo de un conjunto estructurado de categorías mentales y crear esta obra colectiva.
“«Las estructuras no bajan a la calle», es decir: nunca son las estructuras las que hacen historia, sino los hombres, aunque su acción tenga siempre un carácter estructurado y significativo”.

Mi conclusión personal, es que aunque es cierto que en el mundo contemporáneo está dicho y más que dicho que el autor ya no tiene ninguna importancia, pienso que el autor con su nombre propio, en efecto va cada vez más perdiendo importancia, para dar paso a la manifestación cultural del momento histórico que ese sujeto vive, dejando de ser un sujeto individual para ser sujetos partes de un movimiento (pictórico por ejemplo). Y esto lo considero un fenómeno real, pero cuando aparece alguien que no tiene ninguna intención de seguir esa masa como corderito, es cuando se producen cambios vertiginosos.
Podemos tomar el ejemplo de las magníficas obras egipcias que como fueron hechas en una época de poder vertical, nunca sabremos quiénes fueron sus autores, autores muertos desde su nacimiento.
Y cuando dicen que el autor no interesa, no es verdad porque las vivencias de un autor influyen de manera determinante en su obra: como cuando Munch y Gauguin se fueron a un museo a ver juntos unas momias peruanas en París, cada uno de ellos se vio influenciado. Gauguin hizo una figura igual que representa a la muerta en su obra: De dónde venimos, quienes somos y a dónde vamos?  Y Munch pinto “El Grito” con la misma actitud de una momia.

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